martes, 23 de febrero de 2010

Capitulo 8



Fer pasea siempre con la única compañía de su perrita. Siempre pasa por el Ayuntamiento mira por si ese rubio tan guapo que conoció años atrás está ahí.
--No se vale… es muy cruel que lo haya visto una vez y lo haya vuelto a perder…
De pronto cree que está viendo visiones.
--¡¡pero sí es él¡
Ve a Pelayo poniendo helados en la heladería que hay justo en frente. Tiene que mirar varias veces para asegurarse que es él.
--¡¡Dios mío, Dios…¡ --le tiembla todo.
No puede creer que lo haya encontrado, que pueda localizarlo, que pueda verlo siempre que quiera. Fer lo mira de lejos:
--a ver si me animo y entro –dice para sí.
Ver al rubito de la heladería le ha arreglado el fin de semana que ha estado por los suelos. Se va a su casa casi saltando.
--¡¡es que es tan guapo, es tan guapo¡
Entre semana no lo he ve. Pasa por su perrita siempre por ahí y no lo encuentra así que lleva a la conclusión que sólo debe trabajar los fines de semana. No es hasta el domingo siguiente que lo ve ahí de nuevo, poniendo helados. Fer está tan contenta.
--No sé porque me lo he tenido que pensar tanto… ¡me acerco¡ ¡¡vaya si me acerco¡
Fer tiembla al tenerlo tan cerca.
--¡me voy a morir, me voy a morir¡ ¡¡cuando me mire y me diga algo no será capaz de hablarle¡ --dice para sí.
Espera su turno pero para su decepción como hay gente otro chico (feo) se le acerca y es la que le da el helado que pide.
--¡que mala suerte, que mala suerte¡ --va diciendo Fer en el camino.
Pero está contento porque ha visto al chico más guapo que ha conocido en la vida.
--¡sólo es cuestión de intentarlo de nuevo.

Más tarde, Emilio llega a su casa después de su semanal visita al cementerio. Está algo exaltado por algo hermoso que le ha ocurrido y que no espera. Enchufa el ordenador porque tiene ganas de contarle a alguien. Ahí está su fiel “diario” para escucharlo.


(Kelly Slater)
28-junio-2009
Al bajar del metro he visto un pedazo de macho. Muy rubio. Alto, fuerte. Parece como alemán. Va cargado de varias bolsas. Muy buen culo. Pequeñito con muchos arrugas. Me han venido unas ganas que me echara un polvo. Qué bueno sería que por una vez en mi cama hubiera un chico guapísimo y no uno de esos feos. Este alemán, para llamarlo de alguna manera, me ha puesto muy cachondo y he estado detrás de él durante mucho rato. En el semáforo lo tenía al lado. No me gusta su nariz, es horrenda. Lo he visto culo en pompa mientras buscaba un cigarro. Se ha ido cambiando las bolsas de brazos. Me tenía bien cachondo. No quería perderlo de visto y de repente…
¡He visto una aparición¡ ¡¡Es que aún no me puedo creer lo que he visto¡ ¡¡Es el rubio de mis sueños, sí aquel chico guapo al que le limpié la caca y al que perdí la pista hace años, al que me volvió a enamorar hace un mes con sus pedazos de cojones…¡ ¡¡ahora lo tenía delante de mí, ahora no se me escapaba. Es tan guapo, tan hombre, tan guapo… ¡¡es que me encanta¡ ¡¡es el macho de mis sueños… con un hombre así no me importaría morirme si antes he estado en sus brazos¡ ¡¡trabaja en una heladería que hay en el centro, en frente del ayuntamiento. ¡¡Es que no me puedo creer este gran hallazgo¡ ¡¡Ahora ya sé como localizarlo, ahora ya no se me escapa¡ Estaba tan guapo, tan serio… Tan trabajador, estaba colocando las sillas y las mesas en la calle. Culo pequeñito y yo muerto de hambre, de deseo… ¡Él lo daría todo por un polvo con él¡ ¡¡Es que me encanta este hombre¡
Es que es tan guapo, creo que ya lo dije alguna vez… ¿qué hace este hombre mezclado con los mortales? ¡¡es un Dios, cómo mínimo tendría que estar en las pasarelas. Lleva jeans, su cuerpo luce impresionante. Culo pequeño pero delicioso. Tenía puesta todas las mesas, faltan las sillas. Ha entrado dejándolo todo a medias. No me lo he pensando y he entrado detrás de él. Me gusta mucho verlo caminar, lástima que estaba oscuro y no se veía bien. Me he tomado una horchata y él se ha quedado todo en el rato en el mostrador que hay en el fondo. A ver si me entero de qué sirve ese mostrador. Ha entrado un hombre con cajas y él se ha ido detrás. Cada semana compro un boleto de lotería a ver si mi suerte cambia, se lo compro a la misma señora que se pone todos los domingos en el centro. Hoy ese dinero es el único que llevaba y me lo ha gastado para ver de cerca al hombre de mis sueños, desde luego lo he disfrutado más. Este macho me encanta, es mi favorito. Es que nunca he visto un hombre tan guapo y como me gusta¡”




Al día siguiente es lunes, Fer pasa por la heladería de camino a la tienda en la que trabaja. Mira con nostalgia pero está seguro que Pelayo sólo trabaja los fines de semana. Le sorprende y se emociona verlo ahí. Lleva pantalones de militar y habla con las chicas del mostrador. Cómo quien no quiere la cosa Fer he empezado a dar vueltas por el alrededor de la heladería. ¡Ha pasado por su lado mientras cargaba sillas¡
--lástima que sus pantalones son anchos –dice para sí bastante cachondo.
Pelayo se para a hablar con unos hombres que descargan un camión. Se le ve agobiado y es que esta todo lleno de niños, hay una escuela de niños muy pequeños que se presenta completa para celebrar el fin de curso. Pasa de nuevo por su lado mientras habla con esos hombres. Le ve el único imperfecto que le conoce, no tiene un buen perfil. No le gusta su nariz. Le gusta escucharle la voz. Tiene que controlar sus gastos y no puede ir todos los días. A parte que tampoco estaría a gusto con tanto niño. Se va con la duda de si Pelayo trabaja todos los días o ese día ha sido una excepción.
--¡¡quedan muchos días para comprobarlo¡ --dice contento.

Emilio se ha quedado sin ordenador, por suerte tiene una copia de su diario y puede escribir en el Centro Multimedia.

29-junio-2009
Hoy tenía mal día porque justo anoche me quedé sin ordenador pero bueno esto me obliga a pasar todo el día en el Centro Multimedia que no es mala solución. No sabía si mi chico rubio trabajaría toda la semana o sólo los fines de semanas. Es que me parecía imposible que no lo hubiera visto antes. La cuestión es que ¡Ahí estaba él¡ Tenía muchas ganas de volver a verlo. Después de años sin saber de él ahora lo que quiero es estar con él, siempre con él. Lo he tenido tan cerca… No sé cómo no me he muerto de la impresión y la emoción. ¡Qué subidón¡ ¡¡He tenido “contacto” con el guapo de los helados. Esto era algo que no tenía planeado. No me apetecía tomar nada pero sí verlo. De lejos ya lo he visto poniendo las mesas. Tan guapo, con pantalones de militar. Camiseta verde oscuro. Entra antes que a mí me dé tiempo a llegar. Que rabia, pienso. Pero luego al pasar me doy cuenta que ¡está en la barra junto al chico que me atendió ayer que es feísimo¡ Me ha venido de un pelo. Lo he tenido delante, nunca lo he tenido tan cerca. ¡¡Es guapísimo¡
--hola, buenos días –me dice él muy amable.
Yo estoy en una nube. No me puede creer que después de todo lo que he imaginado con ese chico, de lo mucho que me ha gustado y he lamentado no tenerlo en mi vida que lo tenga ahí delante y que me esté hablando. Le pido una horchata.
--¿mediana? –me pregunta.
Ayer me la pedí pequeña y es lo que iba a pedir hoy pero no le sé decir que no.
--¿para llevar?
Y yo claro que no ¡¡si lo que quería es estar a su lado, poder deleitarme con su belleza¡ No sé que pensaría que voy por su cara bonita pero es que por ver un hombre así de guapo yo pagaría lo que fuera. Es tan guapo. Me pone el vaso y yo lo iba a agarrar ya antes que me pusiera la pajita. Me habla con una voz muy masculina, muy sensual. No le conocía la voz y es algo que me hace ilusión. Lleva patillas pero como si se las depilara y le estuvieran saliendo. Cuando él está de lado se le ve un buen culillo pequeño pero se le marca. Se va a las mesas, cuando me voy paso por su lado para saludarlo, él me saluda.
Sino se me hubiera estropeado el ordenador pues seguro que no hubiera pasado porque tampoco sé si iba a estar, bueno, almenos algo bueno me ha traído que se me rompiera el idiota de mi ordenador”



Pelayo se dedica a su trabajo sin prestar atención a las pasiones que desata. De pronto escucha una voz familiar.
--¿Pelayo? Tío que sorpresa…
Es Samuel . Como en ese momento Pelayo no tiene clientes pues se para a hablar con su amigo. Se abrazan.
--¡que alegría verte, te fuiste, te mudaste¡ ¡¡hasta te cambiaste de móvil¡¡ ¡desapareciste¡
A Pelayo no le gusta recordar esa etapa de su vida.
--¿y tú?¿cómo has estado?
--¡Soy papá… tengo un hijo¡ --dice con orgullo.
--Hostia y eso?
Aunque es un feliz papá no es un feliz marido. Se resigna.
--En la adolescencia que hacemos esas tonterías, como inventarme amantes para no decirte que aún no me había estrenado.
Pelayo sonríe con complicidad:
--Yo hacía lo mismo.
--Y cuando por fin me estrené te llamo y es el día que te vas… Esa Yoli es mucha Yoli pero esa noche la preñé y me tocó casarme…
Pelayo mira a su amigo horrorizado al comprobar que Yoli le hizo cargar a su antiguo amigo con el hijo de él.

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