martes, 23 de febrero de 2010

Capitulo 23


Emilio sigue con su rutina. Le encanta Pelayo pero le molesta lo mal que lo trata. Aún no se ha decidido ir a verlo en la heladería. Como es su costumbre pasa un rato en el centro multimedia. Le gusta mirar fotos de guapos por internet y bueno siempre por allá llega alguien interesante, siempre tiene el deseo que ese día sea el suyo y se le dé con alguien bien guapo. Ese día recibe una sorpresa inesperada que hace que escriba su diario en directo mientras está disfrutando de ese guapo entre los guapos:

13-mayo-2010
¡Tengo a Pelayo al lado¡ ¡¡No me lo puedo creer¡ Era algo que meses atrás deseaba pero ya no pensaba en eso. Si me lo explican tiempo atrás no me lo creo. De hecho él tampoco se lo debe estar creyendo, debe estar pensando ¿¿¡porque he tenido tan mala suerte?¡ Eran las 16,00. Las puertas de la calle a la biblioteca están abiertas pero no las de dentro. Él está en el vestíbulo. Serio, guapísimo. Camisa verde oscuro, pantalones marrones. Anchos. No se le hace culo. Me mira de reojo con cara de estar pensando ¡mierda¡ Él está de lado, de espalda a mi. Me mira por si lo miro. Se ve nervioso, con prisa seguro de perderme de vista. Es el primero en pasar al interior, el único que estaba pendiente de alguna señal indicando que se podía pasar. Yo justo detrás de él. Tenemos que pasar una tarjeta para que nos dé un ordenador pero él se pasa de largo la máquina. Se nota que la está buscando. Yo lo miro pensando en si debería decirle algo. Se nota que es la primera vez que va a internet desde que el centro multimedia se ha integrado a la biblioteca. Entonces él me ve pasando la tarjeta y la pasa justo detrás de mí. Suerte que ha estado así porque es capaz de creer que lo he hecho aposta: ¡¡le toca a mi lado¡ No me lo puedo creer y él tampoco porque pasa la tarjeta de nuevo. No sé si para asegurarse o por si le da otro. Además entrega un libro, esto que venga y yo no lo vea no me gusta nada pero bueno, lo que más gracia me hacía es ver si iba al lavabo para seguirle ¡poder verle la verga¡ ¡¡eso sí sería un sueño¡ pero tal y como están las cosas no me atrevería. ¡Es capaz de hacerme cualquier cosa y nada bueno¡ él me odia tanto que me da miedo mirarlo y soy discreto. Me encantaría verle la verguita pero vaya no creo que fuera tan valiente de seguirlo. Qué bonito encontrarlo justo como cuando lo conocí pero han cambiado tanto las cosas desde entonces. ¡Es tan guapo¡ Cejas finitas, entrecejo perfectamente depilado. Patillas pequeñitas y siempre con el mismo peinado tan característico. Mira la pantalla, serio. Apoyando la cabeza con la mano izquierda. Me gusta tenerlo al lado pero ¡qué nervios¡ Lo miro de reojo para no desaprovechar la oportunidad. Ahora se cambia de mano. Se apoya con la derecha. Va cambiando de mano. Es de agradecer que no se haya cambiado de ordenador. Se rasca la nariz. Se pone la mano en la barbilla. Se tapa la boca con la mano. Se rasca. Me mira de reojo, mira el móvil. Se rasca la espalda. Se le ve un buen bulto en los genitales. Muy guapo, elegante. Se cruje los dedos, le suena mucho. Mi abuela de pequeño me decía que sonaba uno por cada novia que se tenía ¡¡Este tiene unas cuantas y no me extraña¡ Los botones de la camisa por la manga los lleva sin abrochar. Debe ser moda. Mira la pantalla desde cerca. La mira con ojos penetrantes, como de no ver bien. Se toca los ojos como si estuviera forzando la vista y le dolieran. Se toca la frente. Se rasca la oreja.
Es y está muy guapo. Impecable, con la camisa metida por dentro. Se vuelve a crujir los dedos y le crujen muchos. ¡¡Este se debe tirar a toda la ciudad, ¡que suertudas, je,je¡ Es muy guapo y se ve elegante. Camisa verde militar, pantalones marrones claros no enganchados al cuerpo. Calcetines blancos. Se está tocando el pecho. Yo lo miro de reojo pero él me mira directamente. Se le ve un poco el pecho (poco pero no se le ve nada de pelo) A lo mejor se depila o es demasiado tierno y no tiene. Se le ve bigotito como de adolescente. No debe estar afeitado y le crece poco. Es muy jovencito, como mucho debe tener 21 añitos. Son los 18,21 y seguimos juntos. Debe tener el móvil en vibrador, lo ha tomado y corriendo a hablar fuera. Está haciendo un balance y lleva mochila pero no tiene pinta de estudiante. ¡¡Qué guapo caminando¡ ¡¡Es que está tan bueno¡ Va muy chulillo, con la mano en el bolsillo. Se ve tan sexy. Ha tardado seis minutos hablando por el móvil. Lleva un usb. Busca como ponerlo en la columna. No sabía que se ponía ahí, hay un cable desde la pantalla para ponerlo.
18,42, nunca había pensando que podría pasar tanto rato con él. Es de agradecer que no se haya cambiado.
¿lleva fijador? Se ve pelo despeinado pero fijo. Mira el ordenador con una mano en el bolsillo ¡qué sexy¡ Ahora que pienso, no debe trabajar tanto porque a esta hora ayer lo ve en la heladería. No creo que en la bolsa que lleva quepa la ropa para cambiarse. Este tío me gusta mucho. No me podré controlar y en algún momento iré.
¡hey se le ha puesto erecta¡ je, je La cremallera lleva una llave para subirla y bajarla y la tiene como si fuera la verga erecta ¡qué cachondo me pone¡
Se urga la nariz (19,14)
Me pone muy cachondo ese bultazo de los cojones y la cremallera erecta. Y también pensar que lleva más de 3 horas sin mear. Aguanta mucho yo me lo estoy haciendo pero espero a que él se haya ido. No me quiero alejar de él. Me gustaría que él fuera al lavabo pero no lo seguiría. Nunca sigo a los que tengo a mi lado porque es demasiado descarado y menos a él. Está muy serio, es que no sonríe ni por casualidad¡ Tiene las dos piernas muy juntas y me encanta el bulto de sus gordos huevazos. Y se vuelve a crujir los dedos (ya le quedan pocas chicas para tirarse, je, je) le han crujido poco. Entonces se los vuelve a crujir y si le crujen casi todos. Suena muy fuerte. Mueve el cuello hacia atrás y se va a las 19,30. Me gusta esta cremallera que apunta recta. ¡Se va sin mear¡ ¡¡que aguante tiene el tío¡”








Al rato Emilio pasa por la heladería pero no está. Pelayo llega a su casa. Samuel está sentado en el sofá. Se levanta y se enfrenta a él. Samuel siempre está de mal humor, Pelayo no le dice nada pero le duele que sólo le grite.
--¡¡Se puede saber de dónde vienes? ¡tienes trabajo¡ ¡¡que las facturas no son gratis¡
Samuel sólo tiene reclamos, Pelayo le habla con cariño.
--En eso estaba, yo no tengo la culpa que nos cortaran el teléfono.
--¡no me vengas con excusas¡ ¡eres un vago¡ ¡si no nos llega para pagar las facturas es tu culpa, eres un inútil¡
-- ¡¡no puedo con todo¡ Ya trabajo en lo que puedo. Tengo dos trabajos, ¡no puedo más¡
--Me lo estás reprochando?¡ Dejé mi trabajo por tu culpa y lo poco que gano lo necesito para el abogado…
--No no es eso…
Pelayo lo acaricia y Samuel le responde con un puñetazo lleno de rabia:
--¡ya te he dicho que no me toques¡
Pelayo lo mira triste. Todo seguido Samuel lo besa, se muestra ardiente, hiriente. Hacen el amor, le da placer buscando lastimarlo. Samuel se viene en el interior de Pelayo. Pelayo acaricia amoroso a Samuel pero Samuel le da un empujón y lo tira de la cama. Pelayo se levanta. Los dos siguen desnudos.
--Esto no puede seguir así, tenemos que hablar --Pelayo.
--¿¡desde cuando los muñecos hinchables hablan?¡
Samuel es muy despreciativo. Pelayo se acerca a la cama, le habla con cariño.
--¡me lo debes, me hiciste daño¡ --le reclama Samuel.
--sí y haría cualquier cosa por ti.
Pelayo le habla con cariño, Samuel lo ama y lo detesta. Le duele sentir que se deja humillar por culpa y eso le da ánimos para atacarlo más. Samuel salta de la cama, los dos frente a frente desnudos. Samuel lo ataca aunque lo que desea es besarlo, amarlo, que Pelayo le diga que lo ama. Pelayo lo ama pero no cree que sea el momento para decírselo a Samuel, además no quiere que Samuel se ría de él, empeorar aún más las cosas.
--¡a ver si te enteras, eres un agujero que me da placer, no me sirves para nada más así que haz lo que yo te pida y déjame en paz¡
Samuel habla con tanto odio, con tanto dolor que a Pelayo le parte el alma. Pelayo lo ama y le duele haberlo lastimado y quiere que se desahogue, por eso le deja que haga con él lo que quiera. No tiene claro si Samuel se acuesta con él porque le gusta, si es gay o lo usa para lastimarlo. Samuel lo echa de la habitación bruscamente.
--¡ya te aviso cuando necesite descargarme¡
Pelayo no quiere llorar ante Samuel, se encierra en el baño. Samuel empieza a tirar por los aires todo lo que encuentra, cree que Pelayo se deja humillar por compasión y eso hace que lo odie aún más. Pelayo se ducha para relajarse, llora en la ducha. Samuel cree que es para quitarse su aroma de su cuerpo, que a Pelayo le da asco estar con él pero lo hace por pena. Eso le da bronca.
--¡vas a lamentar el día en que me jodiste la vida¡
Pero decir eso lo mata por dentro porque lo ama con toda su alma y le duele odiar a quien tanto ama. Pelayo también lo ama y sufre por él. Se queda en el suelo de la bañera desnudo, llorando amargamente.

















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