martes, 23 de febrero de 2010

Capitulo 4


Emilio sigue con su rutina y disfrutando de los encuentros casuales con Pelayo.

“29-junio—2006
No tener ordenador en estos días no ha sido del todo tan malo paso más tiempo en el Centro Multimedia. He ido al Centro por casualidad al abrir. Mi favorito, aquel rubio culo bonito, era el primero de la cola. Unos segundos más y estoy más cerca. Su culo precioso. Muy bonito y sexy. Se le ve más grande. Me toca delante de él. Cerca no lo reconozco, no me parece tan guapo. Pienso que no es él pero de lejos no tengo ninguna duda. Es él. Su chulería es inconfundible y su precioso culo también. Apenas está muy pocos minutos. Saluda muy simpático al recepcionista cuando se va. Lleva una bolsa de plástico.”

“4-julio-2006
No había vuelto a pensar en él. Me causó mala impresión el último día pero hoy lo he vuelto a ver y he babeado por él. La verdad es que me gusta mucho. Era aquel chico rubio del que me encanta su culo. Es guapísimo aunque un poco antipático. Me gusta mucho. Está guapísimo. Lleva unos pantalones blancos de tela fina pero muy anchos no se le remarca nada. No se le ve nada de su precioso culo y es un delito. Busca las impresiones que ha hecho pero no las encuentra. Yo me he acercado a él para estar a su lado. Vuelve al sitio, se va al rato con otro chico. Luego sí están ya sus impresiones. “

“16-julio-2006
Estoy a 100. Hoy he recibido la sorpresa del año. Nunca un domingo había sido tan exquisito. Normalmente estas alegrías sólo las tengo en el Ateneo (Centre Multimedia) por eso el fin de semana es un mal trago. Justo hoy han puesto un rastrillo benéfico a favor de los animales y bueno he ido. He pasado por una calle que no pasa nunca. Y mira, hoy me dado por pasar por ahí. Y por casualidades de la vida pues hoy me he encontrado al Macizo. Eran las 10,35 y ha sido como una aparición. Es que no me podía creer está gran alegría. Hacía mí venia el rubio rapado culo precioso que semanas atrás me hizo perder la cabeza. ¡¡Y es que justo llevaba toda la mañana pensando en él¡ Ha pasado por mi lado aunque se ha bajado de la acera. Hablaba por el móvil. Decía algo como:
--Es que tarde y salgo a los 12 y pico.
¡¡Como me gusta, es un ángel endiablado¡ Es el chico más guapo. Haría lo que fuera, le daría mi vida con tal de poseerlo una sola vez. ¡Verlo ve ha enloquecido¡ Pantalones caídos, poco culo pero arrugas ¡muy sexy¡ Se veía muy hombre. LO daría todo si tuviera una fortuna con tal de convertirlo en mi amante. Está tan bueno que hasta hace daño saber que no será nada en mi vida, que desaparecerá y no tendré cómo buscarlo, que no sé ni su nombre. ¡Me gusta a rabiar¡”


Pelayo sale desnudo de la cama de Yoli. Agarra su ropa y se empieza a vestir.
--ha sido genial que nos pudiéramos ver en tu casa…
Pelayo se viste aún jadeando. Yoli lo mira desesperada:
--¡es que parece que sólo te intereso para el sexo¡ ¡¡lo hacemos y te vas¡
El adolescente la mira sorprendido. Se sube los pantalones:
--¿es que tú quieres algo más?¡
--¡Pues sí, te dije que vinieras para hablar no para joder¡
Pelayo le guiña el ojo. La mira con cara de depravado:
--pero esto nos gusta más.
--¡esto es importante¡
Yoli se muestra angustiada. Demasiado para el gusto de Pelayo que lo que quiere es huir del compromiso así que se sube la cremallera, se abrocha los pantalones.
--¡lo siento, es que hago tarde¡
Pelayo se va deprisa con la camisa y los zapatos en la mano. Yoli le suplica, le ordena que no se vaya pero Pelayo no le hace caso y ella llora.



Al cabo de un rato, Pelayo está sentado apoyado en la pared del ayuntamiento. Está relajado, satisfecho. Habla por el celular. No lleva camisa.
Fernando es un chico fe y afeminado, es algo triste. Siempre se ha sentido discriminado por su físico. Se ha acostumbrado a su soledad y a vivir la vida de lejos. Al pasar justo en el ayuntamiento sus ojos se van hacia Pelayo.
--¡pero de donde ha salido este Dios, es la cosa más bella del mundo¡
Fernando ha quedado totalmente hechizado por Pelayo. Nunca había visto a un chico tan guapo.
--¡¡con este perdería yo la virginidad con los ojos cerrados¡ --va pensando.
Luego lo observa más y dice para sí pícaro:
--¡no lo pensaría pero con los ojos cerrados no que luego me pierdo lo mejor¡
Fernando está tan contento por el chico que ha visto que lo graba con el celular para tener un recuerdo.
--lástima que no me lo pueda llevar a mi casa –dice algo triste.
Fernando conoce las limitaciones de su físico y está seguro que nunca un chico tan guapo se fijará en él. Fernando está hechizado:
--¡pero qué belleza, que belleza¡ --no deja de repetir.
Fernando pasa por el frente y Pelayo está en el lado así que Fernando se desvía para pasar justo al lado de ese chico. Siente escalofríos por todo el cuerpo.
--¡es que no parece de este mundo, es algo celestial¡ ¡¡parece increíble que por la calle uno se pueda encontrar con semejantes monumentos andantes¡
Tiene los brazos cruzados y es una pena porque no puede deleitarse con el torso de él. Fernando nunca había sentido ese deseo. Se resiste a irse. Quiere volver a verlo así que hace un rodeo para volver a pasar por el lado de ese chico. Pelayo está de pie. Habla con Samuel por el celular. Se le ve inquieto.
--Yoli anda rara… Yo creo que pretende algo raro…
--¿y qué vas a hacer?
Pelayo no lo sabe, no se quiere quedar sin sexo y por eso no quiere enfrentarla.
--le daré largas y cuando me cree problemas… desaparezco de su vida –dice.
Fernando no deja de observarlo hasta que el chico desaparece y Fernando se queda algo triste, llega a su casa borracho de amor…

Fernando se tumba en su cama. No deja de pensar en Pelayo.
--¡que guapo es¡
Nunca un chico la había hecho sentir así y es que nunca había visto un chico tan guapo. Se abraza a su almohada pensando en él. Conocerlo ha sido para ella lo mejor que le ha pasado.
--Querido macizo desconocido gracias por esta alegría que nunca olvidaré… ojalá te vuelva a ver… --dice pensando en él.

Fernando sabe que es imposible la visión pero al día siguiente pasa por el mismo lugar, a la misma hora. Cuando se acerca su corazón da un salto. Sonríe ilusionado.
--¡es él…¡¡¡es él¡
No se lo puede creer. Su corazón da una fiesta de alegría.
--¡que guapo es, que guapo es¡
Aunque es la segunda vez que lo ve, Fernando ya está seguro que ama a ese chico.
Fernando pasa por el lado de Pelayo para deleitarse del tierno pecho de él. Hace que habla con el celular pero lo está grabando. Él si habla con Samuel . Se nota más tranquilo.
--sí hoy vino mansita, me la tiré. Dijo que quería hablar conmigo, yo le dije que luego y se fue…
--que suerte¡ come de tu mano…
Pelayo se siente orgulloso de dominar a la joven y Samuel siente celos de ella, Samuel también se dejaría dominar por su guapo amigo. Fernando se queda a su lado admirando su belleza. Lamenta que esté sentado porque así no puede disfrutar perfectamente de su belleza que es mucha. No tiene nada de pelo en el cuerpo, ni en las axilas. Muchos lunares en el pecho. Pelayo se siente observado por Fernando. Lo mira de reojo
--¿tal vez estoy siendo descarado? Ojalá se entere de este pobre infeliz a la que ha enloquecido –piensa Fernando.
Pelayo se siente como acosado y se pone la camisa. Fernando se da cuenta que Pelayo está molesto de cómo lo mira.
--seguro que si fuera bonita estará feliz y me llevaría a su casa para hacerme el amor –piensa.
Fernando se va triste porque sabe que eso nunca va a pasar pero a la vez está contento por haberlo vuelto a ver.

Al día siguiente, de nuevo Fernando espera tener suerte. Pelayo no está, no aparece. Fernando se queda triste. Le duele pensar que tal vez no lo ve más.
--pero lo voy a amar toda la vida –dice segura.

Por otro lado, Pelayo recibe a Yoli con cara de degenerado.
--¡que suerte que viniste, te iba a llamar, tenemos un rato solos¡
La chica sale que si le da lo que quiere a Pelayo luego no podrán hablar igual así que le suelta de golpe:
--¡estoy embarazada¡

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